La
elección de Venezuela como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la
Organización de Naciones Unidas es una aberración y un mal chiste. Venezuela es
un Estado que incumple los propósitos y principios de la ONU, cuyo gobierno
tiene una retórica agresiva y conflictiva, que apoya a los principales
desestabilizadores de la paz internacional (grupos terroristas como las FARC,
ETA y Hamás, dictaduras como Cuba y China, países con programas nucleares potencialmente
militares como Corea del Norte e Irán), que entra en conflicto con todo país
que mantenga una posición política distinta a la suya, que rompe relaciones
diplomáticas con una ligereza pasmosa, que tiene intenciones de hegemonía
continental, que genera teorías conspirativas absurdas para quedar como el loco
del mundo, que notoriamente menoscaba los derechos humanos y libertades de su
población, que discrimina a gran parte de sus habitantes por razón de opinión
política y origen social, que ni siquiera puede mantener la paz y seguridad
dentro de sus propias fronteras -menos aún podrá mantenerlas en el mundo-. Por
lo tanto, elegirlo como uno de los responsables de la paz y la seguridad
internacionales es una irresponsabilidad de proporciones mayúsculas de la
abrumadora mayoría de los Estados miembros de la ONU que en Asamblea General
decidieron hacerlo, y un acto hasta risible.
La
intención de Venezuela de pertenecer al Consejo de Seguridad tiene un carácter
meramente simbólico, el Estado venezolano simplemente quiere hacer ver con el
carácter que ahora ostenta que tiene "poder", que es una
"potencia" política global, que su gobierno es sólido y estable hasta
el punto de que se le está confiando parcialmente salvaguardar la paz y la
seguridad mundiales; cuando todos sabemos que en realidad Venezuela es lo
contrario: es un país sin mayor influencia en las decisiones de importancia
mundial, un personaje de tercera en el teatro global, que con dinero petrolero
(que cada vez le entra en menores cantidades) compra la lealtad de una serie de
países insignificantes para conformar una especie de grupo de renegados de la
comunidad internacional predicadores de una forma de pensar y gobernar arcaica.
Venezuela
no tendrá poder alguno dentro del Consejo de Seguridad, porque todo proyecto o
borrador de resolución que intente aprobar, y cuyo contenido represente una
amenaza para la paz o que plantee beneficios para su patota de dictaduras y
países nucleares aliados, será vetado inmediatamente y sin contemplaciones por
alguno de sus "no tan amigos" de los miembros permanentes: bien
Estados Unidos, Reino Unido o hasta Francia. Venezuela no podrá adoptar medidas
coercitivas a otros países, ni podrá disponer de los ejércitos de algún Estado
miembro, valiéndose del Consejo, porque su poder real en él es nulo.
Todo
se trata de un juego de proyección internacional, más nada. Este gobierno no
puede engañar a nadie, por mucho que se encuentre en un órgano tan importante,
es igual de débil e ineficiente que siempre, y cada vez lo será más.
José Alberto Vargas La Roche.
Totalmente de acuerdo Jose con este tipo de decisiones la ONU solo logra perder credibilidad. Un chiste de miy muy mal gusto..
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